En primer lugar, se tiene que reconocer que la familia es el primer grupo social que educa, que enseña a los niños las reglas, normas y conductas que la caracterizan, y se requiere que los padres comprendan la importancia de que a través del ejemplo y la interacción padre-hijos se da inicio a la formación en valores desde muy temprana edad. El colegio es un complemento de esta formación en valores.
Creamos en el alumno el sentido de autoestima y seguridad en sus potencialidades como ser humano. El amarse y respetarse a sí mismo es el primer paso para alcanzar el amor y respeto a los demás. Por eso siempre se crea una actitud crítica frente a la violencia, reflexionando sobre los problemas sociales y ambientales.
Por tal motivo nuestros docentes crean sensibilidad en el niño ante los problemas sociales y económicos que afectan la calidad de vida de los seres humanos.
El dolor ajeno y los problemas de la comunidad son hechos ante los cuales los educandos asumen una actitud sensible, demostrada con la participación en tareas como visitas a ancianatos y hogares comunitarios, reforzando la importancia y los beneficios del trabajo cooperativo y la organización de equipos.
Buscamos junto al estudiante situaciones en su contexto inmediato donde se evidencia la falta de honestidad, orientando en la reflexión y fijando posiciones críticas.
Fomentamos la importancia de la disciplina, la puntualidad y la organización como herramientas efectivas en el éxito de toda actividad diaria, mediante el cumplimiento de las tareas asignadas en la escuela y la comunidad se crea conciencia sobre el beneficio y la necesidad de ser responsable. A el alumno se le forma en el valor de la responsabilidad como un compromiso consigo mismo, su comunidad y el país.